En Alemania, el mercado laboral está cambiando últimamente. Cada vez son más los trabajadores que abandonan el típico trabajo de 9 a 5 y se pasan al trabajo autónomo, que les permite una mayor autodeterminación en su vida laboral diaria y que, sobre todo, es flexible. Sin embargo, para poder entrar en el mercado de los autónomos, conviene saber cuáles son las diferencias entre los distintos tipos de autónomos y qué tipos de contratos pueden celebrarse con los socios comerciales.
Dos tipos diferentes de trabajadores autónomos en Alemania: Selbstständiger y Freiberufler.
En Alemania, es necesario distinguir los términos “trabajador autónomo” (Selbstständiger) y “trabajador por cuenta propia” (Freiberufler); pertenecen jurídicamente a dos subgrupos distintos del macroámbito de los “trabajadores no asalariados”, que se rigen por normas y aplicaciones diferentes; por lo tanto, es importante atenerse a los requisitos específicos que permiten identificar y clasificar claramente la naturaleza fiscal y jurídica de las dos categorías de “trabajo no asalariado” antes mencionadas.
El trabajador del autónomo (Freiberufler) se caracteriza porque no hay intercambio de bienes, por lo tanto, el trabajador del autónomo no vende un producto, sino un servicio. Las profesiones de este tipo pueden ser, por tanto, la de profesor, asesor fiscal, periodista, abogado, contable, traductor, etc. Como autónomo tiene la ventaja de que no tiene que registrar una profesión y, por tanto, no tiene que pagar el impuesto sobre actividades económicas. Es la Agencia Tributaria la que determina si ejerce una profesión liberal, porque no siempre está del todo claro si una profesión entra en esa categoría o no.
En cambio, el autónomo (Selbstständiger) ejerce una actividad comercial y, por tanto, debe darse de alta en la oficina de comercio y pagar el impuesto sobre actividades económicas a la Agencia Tributaria. La base jurídica es la Ley de Ordenación del Comercio (Gewerbeordnung – GewO). Además, el autónomo no puede obtener más del 83 % de sus ingresos de una sola empresa o cliente, para no ser sospechoso de autónomo ficticio.
Posibles contratos: Werkvertrag y Dienstvertrag.
Quienes toman la decisión de hacerse autónomos o trabajadores por cuenta propia se enfrentan a muchas obligaciones contractuales de las que hasta entonces se habían librado, porque la empresa se ocupaba de ellas. El riesgo de correr riesgos legales está presente, por lo que es necesario tener en cuenta qué tipos de contratos se pueden suscribir con los socios comerciales. Entre ellos, es importante distinguir entre contratos de servicios y contratos de trabajo. Para evaluar si un contrato es jurídicamente un contrato de servicios o un contrato de trabajo, hay que examinar siempre el contenido del contrato, porque la mera redacción de un contrato de autónomo no tiene efectos jurídicos.
Contrato de servicios: Dienstvertrag.
El Código Civil alemán (Bürgerliches Gesetzbuch – BGB) trata en su artículo 611 y siguientes del contrato de servicios, el Dienstvertrag. Si un autónomo celebra este tipo de contrato, se compromete a prestar un servicio específico. En consecuencia, sólo se paga por el servicio, independientemente del éxito o del resultado obtenido. Por lo tanto, el autónomo ya tiene derecho a una remuneración en el momento en que acepta prestar su servicio. Los contratos de servicios pueden referirse a distintos tipos de profesiones, como abogados, profesores, médicos, etc. Por poner un ejemplo que aclare el concepto, en un contrato de servicios para el tratamiento de un médico, no es la recuperación del paciente lo que determina el pago, sino el mero hecho de que el médico haya prestado su servicio.
Contrato de trabajo: Werkvertrag.
El contrato de trabajo, el Werkvertrag, se regula en el artículo 631 y siguientes del Código Civil alemán. A diferencia del contrato de servicios, en este caso el autónomo asume la responsabilidad de realizar un trabajo concreto y se le remunera precisamente en función de lo que haya producido. Por tanto, no es la acción en sí, sino el trabajo realizado lo que determina la remuneración. El autónomo puede actuar de forma independiente y determinar por sí mismo cuántas horas y con cuántos empleados se realiza el trabajo. Es posible celebrar este tipo de contrato para trabajos específicos, como reparaciones, la creación de programas informáticos, el transporte de pasajeros y mercancías, o la producción de resultados de trabajos inmateriales, como peritajes o construcciones. Evidentemente, el autónomo en cuestión ejerce su actividad bajo su propia responsabilidad y utilizando sus propias herramientas. Asume el riesgo del éxito o fracaso de su trabajo y el pago se efectúa una vez realizado el trabajo o en plazos fijos acordados entre las dos partes del contrato.
Trabajar en casa
Para ahorrarse los gastos de oficina, los autónomos suelen trabajar en su piso privado. Para poder hacerlo con seguridad desde el punto de vista legal, es importante pedir permiso al propietario. Según el Tribunal Supremo Federal (Bundesgerichtshof – BGH), un autónomo sólo puede trabajar en una oficina doméstica si no hay efectos externos, como ruido o emisiones.