Muchos adolescentes tienen problemas y comportamientos, que pueden afectar negativamente su bienestar y salud porque el periodo de la adolescencia es una fase difícil en sí misma, caracterizada por una profunda vulnerabilidad. Los adolescentes pueden definirse como “sujetos de riesgo” y necesitan una atenta vigilancia, que no debe confundirse con la invasión de su intimidad.
Si la primera es una herramienta utilizada para evaluar la presencia/ausencia de factores de riesgo o problemas ya establecidos, la invasión de su vida privada, en cambio, puede ser uno de los “factores de riesgo” para desencadenar conductas que pueden conducir a uno de los muchos problemas, que analizaremos en nuestro artículo.
Las estadísticas que examinaremos también muestran cómo muchos de los problemas de la adolescencia pueden ser amplificados por la discriminación en la sociedad actual: como la diferente etnia o los ingresos familiares, así como las condiciones de vida y los espacios vitales.
Examinaremos, en este artículo, aquellos problemas que siguen sin encontrar una solución de tratamiento o una respuesta eficaz dentro de los servicios sociales y sanitarios dedicados a ellos.
Consumo de sustancias
El consumo de sustancias en adolescentes implica el consumo de alcohol, tabaco y drogas (incluidos los medicamentos de prescripción obtenidos sin receta). El consumo de sustancias va desde la experimentación hasta los trastornos graves por abuso de sustancias.
Si el consumo de drogas en la adolescencia se convierte en una parte cotidiana de la vida del adolescente y persiste en el tiempo, podemos hablar de abuso de sustancias. No existe una única causa del abuso de sustancias en la adolescencia. Las causas más comunes se refieren a casos de violencia, problemas de salud, problemas escolares, comportamientos sexuales de riesgo y dificultad para expresar la propia orientación sexual.
Gracias a los estudios realizados en el marco del programa Youth Risk Behaviour Surveillance System (YRBSS), los datos muestran que a menudo existe una correlación entre el consumo de drogas y la orientación sexual entre los adolescentes. Los estudiantes de secundaria que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales o transexuales tienen casi el doble de probabilidades de abusar de drogas ilícitas que sus compañeros que se identifican como heterosexuales.
Accidentes de tráfico
Los accidentes de tráfico son problemas por los adolescentes. Según la encuesta de 2019 del Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC), los accidentes de tráfico en los que se ven implicados jóvenes de entre 15 y 30 años representan el 25% de las víctimas mortales en carretera en Europa. Los factores que provocan estos accidentes son variados, pueden deberse a la imprudencia o la inexperiencia, pero también a la conducción bajo los efectos del alcohol o en estado de confusión. Se calcula que el 25% de los jóvenes de entre 14 y 20 años mueren conduciendo ciclomotores.
Suicidio
El suicidio debe entenderse como una acción autodestructiva, que incluye tanto los gestos suicidas como los intentos de suicidio y el suicidio consumado. Un estudio publicado en BMC Phsychiatry demostró que, entre los adolescentes, los que intentan suicidarse sufren más tentativas que los adultos.
Se observan diferencias de método, motivación e intención entre adolescentes y adultos. Los adolescentes utilizan más métodos no letales para lograr el suicidio, por ejemplo, mediante el uso de medicamentos sin receta tomados en grandes cantidades, induciendo así la intoxicación.
Las motivaciones están relacionadas principalmente con problemas interpersonales y no con problemas económicos o de salud. Los adolescentes que intentan suicidarse suelen sentir ira hacia miembros de su familia o amigos, son incapaces de tolerarla y la vuelven contra sí mismos. En algunos casos pueden desear manipular o castigar a otras personas (“Llorarán cuando me muera”).
Enfermedades de transmisión sexual
Las enfermedades de transmisión sexual (STD) se están convirtiendo en un problema cada vez más preocupante para los adolescentes. Cada año se registran aproximadamente 20 millones de nuevas infecciones por STD, y la mitad de ellas son contraídas por jóvenes de entre 15 y 24 años. Se calcula que 1 de cada 4 adolescentes sexualmente activas ha contraído clamidia o el papiloma virus.
Los adolescentes corren un alto riesgo de contraer STD tanto desde el punto de vista conductual como biológico. Tener múltiples parejas y subestimar la importancia del preservativo es más frecuente en este grupo de edad, y los adolescentes utilizan menos que los adultos los servicios de atención y prevención de la salud sexual. Esto se traduce en una mayor probabilidad de exposición con una menor posibilidad de diagnóstico y tratamiento.
Desde un punto de vista biológico, los adolescentes son especialmente susceptibles a las STD como la clamidia y el papilom virus a debido a la menor producción de moco cervical. Por lo tanto, si se exponen a una STD, los adolescentes tienen más probabilidades de infectarse que los adultos.
Desórdenes alimentarios
La mayoría de las personas que padecen o han padecido desórden alimentario lo desarrollaron durante la adolescencia. Los desórdenes alimentarios son una enfermedad mental grave y a veces potencialmente mortal y un problema grande por los adolescentes. Existen distintos tipos, pero los más comunes son la anorexia, la bulimia, el binge eating y la obesidad. Muchos otros desórdenes, como la ortorexia, no se identifican, sino que se equiparan erróneamente a llevar un estilo de vida “sano”.
Según algunas estadísticas, la edad media de inicio de la anorexia y la bulimia es de 18 años, y de 21 en el caso de el binge eating. Por término medio, las chicas tienen el doble de probabilidades de sufrir un desórden alimentario que los chicos. Además, las personas que desarrollan un desórden alimentario entre los 15 y los 24 años tienen una media de diez veces más probabilidades de morir por esta causa que las que lo desarrollan en la edad adulta.
Hay muchas causas que conducen al desarrollo de un desórden alimentario, que difieren de una persona a otra. Las investigaciones demuestran que son el resultado de una mezcla de factores genéticos, biológicos, psicológicos y sociales.
Comunicación en la familia
La comunicación positiva entre padres e hijos incluye hablar sobre creencias, experiencias y sentimientos. Este tipo de comunicación es fundamental para unas relaciones sanas y puede ayudar los adolescentes a afrontar los problemas a los que se enfrentan cada día. De hecho, un buen apoyo familiar y una buena información sobre muchos de los problemas de los adolescentes serían un comienzo para reducir los daños.