El gobierno federal alemán ha decidido que el impuesto sobre las emisiones de CO2 se reparta entre inquilinos y propietarios.

El gobierno de coalición del SPD, los Verdes y el FDP ha decidido que el impuesto sobre las emisiones de CO2 ya no lo pagarán sólo los inquilinos, sino que los arrendatarios también asumirán el coste. El Ministerio de Economía y Protección del Clima está trabajando en un modelo basado en las clases energéticas de los edificios, que permitirá determinar cuánto se reducirá el impuesto a los inquilinos o propietarios y cómo se distribuirá. La idea que subyace a este modelo es que cuanto más antiguo sea un edificio o el sistema de calefacción, mayor será el coste para el propietario (y mayor la reducción de costes para los inquilinos). Por lo tanto, hay que incentivar a los propietarios para que inviertan en inmuebles eficientes desde el punto de vista energético, lo que redundará en beneficios para el medio ambiente.

Queda por aclarar cómo se repartirá el impuesto entre inquilinos y propietarios. Según el modelo mencionado, los inquilinos que viven en pisos especialmente respetuosos con el clima probablemente pagarán ellos mismos el impuesto sobre el CO2. En el caso de los pisos energéticamente ineficientes, los propietarios pagarían el 90% del impuesto y los inquilinos el 10% restante. Actualmente se están debatiendo varias posibilidades de dividir el impuesto en función de las emisiones medias de CO2 por metro cuadrado.

El acuerdo de coalición prevé el 1 de junio de 2022 como fecha de puesta en marcha del sistema, pero hay escepticismo al respecto. Para que la nueva ley entre en vigor a partir de esa fecha, habría que tomar las lecturas de los contadores de 20 millones de hogares de inquilinos antes del 31 de mayo, lo que supondría unos costes muy elevados. Es probable que entre febrero y marzo se aclare cómo y cuándo se actualizará el impuesto sobre el CO2.