El BMEL (Ministerio Federal de Alimentación y Agricultura), desde 2016, publica un informe nutricional anual basado en una encuesta a 1000 residentes en Alemania. El informe, llamado “Deutchland, wie es isst” muestra los hábitos alimenticios e identifica nuevas tendencias. Veamos cómo se ve este año.

Comprar de forma más consciente, apoyar a los productores locales y ser más sostenibles para el medio ambiente a través de la alimentación son los cambios más notables del año. Los residentes alemanes no solo han aumentado su consumo de frutas y verduras, por el bien de su salud y la del planeta, sino que también exigen que sus alimentos tengan una variedad de colores y sabores todos los días.

No hace falta decir que los productos lácteos siguen siendo muy populares, de hecho, Alemania es conocida por la calidad de su leche y, especialmente, el grupo de edad de los ancianos no renuncia al queso y a los productos lácteos. Sin embargo, el consumo de carne disminuye, incluido el de salchichas y de currywurst. La buena noticia es que no han desaparecido de las mesas alemanas, de hecho, algunos de los entrevistados afirmaron que simplemente los habían sustituido por productos similares pero de origen vegetal (hamburguesas, salchichas y embutidos de tofu, seitán …).

Aunque se descubrió que el sabor de la comida era el punto más importante, para la gran mayoría de los encuestados la salud también juega un papel importante. Cada vez más consumidores prestan atención a los sellos de seguridad alimentaria, protección del medio ambiente, bienestar animal, regionalidad e información nutricional, ya que todos estos puntos combinados pueden definir si un producto es más o menos saludable.

El símbolo “orgánico” ha sido protagonista en los supermercados durante décadas, pero los consumidores jóvenes son cada vez más exigentes y aparecen nuevas etiquetas como “bienestar animal”, “sin gluten” y “sin aceite de palma”.