El grado de discapacidad es una unidad de medida que indica la gravedad de una discapacidad en una escala de 20 a 100. Cuanto más alto sea el valor, más grave será la incapacidad.

En Alemania hay casi ocho millones de personas gravemente discapacitadas, y el número va en aumento debido a la creciente edad media de la sociedad. El grado de discapacidad es evaluado y asignado por la oficina de asistencia social (Versorgungsamt) en acuerdo a disposiciones muy precisas que se llaman “principios de asistencia sanitaria”.

En el caso de una discapacidad igual o superior a 50, la persona se clasifica como gravemente discapacitada. Esto ocurre con enfermedades especialmente graves, congénitas, crónicas o fuertemente inflamatorias. En general, se considera como grave una enfermedad que lleva a la persona que la padece a someterse a un tratamiento médico al menos una vez cada tres meses o si tiene que ser tratada constantemente. En caso de que haya dos o más discapacidades diferentes, no serán sumadas entre ellas, la oficina de asistencia social decidirá qué calificación certificar, teniendo en cuenta la situación general.

Es importante recordar que la palabra discapacidad no sólo se refiere a las minusvalías físicas, sino también a las enfermedades mentales, como la esquizofrenia. La depresión, los daños y disfunciones cerebrales, las dificultades de aprendizaje, las adicciones, la sordera y la ceguera parciales o profundas, la migraña y la demencia se consideran discapacidades graves.

Los discapacitados graves tienen derecho a una tarjeta de identificación que indica, mediante una letra, la enfermedad que padecen. El Versorgungsamt la concede tras una atenta evaluación. De hecho es necesario presentar una documentación adecuada y reciente: informes médicos y exámenes diagnósticos. La tarjeta permite obtener auxilios económicos y, por ejemplo, tener derecho a más vacaciones, protección contra el despido y beneficios financieros y fiscales.