A pesar de que el número de infecciones por Covid-19 sigue siendo alto en Alemania, los empleadores ya no están obligados a permitir el smart working a sus empleados.
Dado que ahora la emergencia de Coronavirus está en la lista de riesgos comunes para la salud, los empleados ya no pueden reclamar las condiciones de trabajo que estuvieron presentes durante los meses más duros de la emergencia.
¿Qué deben garantizar los empleadores?
Desde el 20 de marzo de 2022, muchos de los requisitos de seguridad exigidos a los lugares de trabajo para garantizar la protección de sus empleados han caducado, incluida la obligación de smart working y la norma 3G ( acrónimo de “Genesen, Geimpft, Getest” ósea personas curadas de Covid-19, o que han completado el ciclo de vacunación o con tampón negativo). Hasta el 25 de mayo, las empresas están obligadas a tomar medidas para garantizar la seguridad de sus empleados como por ejemplo las intervenciones de saneamiento en sus espacios, la distancia entre los escritorios de al menos 1,5 m (si es posible) o el uso de espacios de trabajo individuales y pruebas semanales para detectar cualquier positividad al Covid-19. También se pueden organizar turnos de trabajo para evitar el hacinamiento de la oficina.
Si el empleador no proporciona estas medidas, está obligado a justificar su falta a los empleados. Si las medidas adoptadas por el empleador no son suficientes, se recomienda a los empleados que lo comuniquen directamente al empleador. Si después de esta primera comunicación las medidas necesarias tardan todavía en llegar, los trabajadores pueden invocar el artículo 17 de la Occupational Health and Safety Act (relativa a la protección de la salud y la seguridad en el lugar de trabajo) y dirigirse a la autoridad sanitaria y, en último extremo, denunciar al empleador.
¿Cuándo es posible trabajar desde casa?
Si los empleados ya estaban previamente autorizados a trabajar desde casa, entonces esto es posible. Esta posibilidad generalmente se regula en el contrato de trabajo o en un acuerdo corporativo, pero, sin una cláusula que ya lo especificara, el empleador puede insistir en el regreso a la oficina.
Solo en casos extremos los trabajadores pueden insistir y esto solo puede aclararse en relación con el caso individual concreto como, por ejemplo, en el caso de un trabajador con discapacidad. En general, trabajar en una oficina no debería ser obligatorio si supone un mayor riesgo para el trabajador que padece una determinada enfermedad. Esto incluye, por ejemplo, a los pacientes de alto riesgo tras un trasplante de órganos, para los que la infección puede suponer una amenaza para la vida incluso después de completar el ciclo de vacunación previsto. Quien se quede en casa, aunque no pertenezca a uno de los casos antes mencionados, debe esperar el despido o aceptar que su superior no le pague más el sueldo.