La ciudadanía alemana es muy codiciada porque garantiza muchas ventajas, sin embargo, no es nada fácil de obtener: en comparación con la media europea, Alemania ocupa un lugar bastante bajo en las estadísticas. (link de Eurostat).

En Alemania hay 10,7 millones de personas con nacionalidad extranjera, 5,7 millones de las cuales residen allí desde hace al menos diez años, y se calcula que en 2021 sólo se naturalizará el 2,45% de ellas. La reputación de Alemania es la de un Estado abierto a la inmigración; sin embargo, basta con mirar un poco más allá de la fachada para darse cuenta de las numerosas trabas burocráticas a las que se enfrentan los extranjeros. La Ampelkoalition y la ministra del Interior Nancy Faeser (SPD) quieren cambiar la ley sobre la obtención de la ciudadanía (Staatsangehörigkeitsgesetz) simplificando el procedimiento, precisamente para hacer efectiva esta reputación o al menos acercarse a ella.

¿Cuáles son las nuevas normas para obtener la nacionalidad en Alemania?

En el Parlamento, el Canciller Scholz justificó el impulso reformista diciendo que hay nueve millones de extranjeros trabajando en territorio alemán que no tienen la nacionalidad. Esta cifra debería cambiar, sobre todo porque, como explica el ministro Faeser, un procedimiento burocrático más ágil conduce a una integración más fácil de los extranjeros. Estas son las principales diferencias previstas en la reforma:

– La ciudadanía puede obtenerse tras sólo cinco años de residencia en el territorio, en lugar de ocho.

– Actualmente, salvo en casos especiales, hay que renunciar a la nacionalidad de origen. Con la reforma, sin embargo, la doble nacionalidad será una posibilidad en manos de más personas y más fácil de obtener

– Si está “bien integrado” en la sociedad, podrá solicitarlo ya después de tres años en lugar de cinco. Los indicadores de una buena integración son, por ejemplo, tener al menos un B2 de alemán, obtener muy buenos resultados en la escuela, en una “Ausbildung” o en el trabajo, o ser activo en el voluntariado.

– Con la nueva reforma, cualquier persona nacida en territorio alemán de padres extranjeros obtiene automáticamente la nacionalidad alemana, siempre que uno de los progenitores haya residido en Alemania al menos cinco años.

– A los extranjeros mayores de 67 años se les exigirá un nivel inferior de alemán

Naturalmente, no faltan las críticas de la oposición en el Parlamento. La “Unión” entre CDU y CSU sostiene que la consecuencia directa de esta reforma sería una devaluación del valor de la ciudadanía alemana. El secretario general de la CDU, Mario Czaja, por ejemplo, hizo unas declaraciones al “Rheinische Post” en las que afirmaba que primero debe darse prioridad a la integración y sólo después a la ciudadanía.

El caso de Berlín

La alcaldesa de Berlín, Franziska Giffey, se pronunció a favor de la iniciativa promovida por la Ampelkoalition. De hecho, Giffey dedicó mucho espacio a esta cuestión dentro de su campaña electoral de cara a las elecciones de febrero de 2023. De hecho, las últimas elecciones de 2021 fueron consideradas no conformes por el Tribunal Constitucional (Verfassungsgerichtshof), que se pronunció a favor de volver a las urnas. Sólo se repetirán algunos colegios electorales, aquellos en los que la desorganización general tuvo mayor repercusión. En este link puede encontrar un mapa que muestra cuáles de estos colegios electorales son.

Giffey presentó a la Cámara de Diputados un plan que debería entrar en vigor en enero de 2024 y que prevé la creación de una oficina central de ciudadanía (Einbürgerungszentrum) que sustituya a las 12 oficinas que funcionan actualmente en Berlín. La consecuencia de una organización tan fragmentada es la desigual prestación de servicios, con barrios en los que las esperas para iniciar el procedimiento de ciudadanía se hacen muy largas. Además, está previsto aumentar el número de empleados y fusionar hasta 40 puestos de trabajo. Estas medidas deberían hacer que los procedimientos fueran más eficaces y rápidos: mientras que hoy en día sólo se naturalizan 8000 personas al año, con la reforma este número debería aumentar a 20000.

El hecho de que una metrópoli como Berlín, crisol de muchas culturas diferentes, sólo ahora esté avanzando hacia la ciudadanía es indicativo de la actual predisposición de Alemania a la inmigración. Por fin, sin embargo, algo se mueve y parece que el Gobierno se esfuerza por promover realmente la integración de los inmigrantes, teniendo en cuenta además que uno de los problemas a los que se enfrenta Alemania es la escasez de mano de obra cualificada. Una solución podría ser canalizar los flujos migratorios hacia el mundo laboral, hacia aquellos sectores en los que hay escasez de mano de obra.